domingo, 16 de octubre de 2016

La música, mujer indomable

     LITERATURA*
Por Dayana Rada**
Hablar de Teresa Carreño es sumamente interesante. El solo mencionar su nombre evoca multiplicidad de temas. Uno de ellos, es que el género femenino cobra relevancia, es decir, la música es mujer y la Carreño también. Las mujeres estamos históricamente ligadas al amor, a la delicadeza, a lo sublime. No debería extrañar que una mujer sea tan digna representante en el arte de la música. 

Si la música es universal es lógico pensar que la Carreño también lo sea, desde niña mostró un amor incondicional por el piano, ese amor lo  imagino con la inocencia que caracteriza la niñez, con ese brillo en los ojos y la alegría en el corazón, cada vez que se sentaba a tocar algunos de los ejercicios que su padre le asignaba como tarea y que para ella significaban la felicidad porque lo hacía con gusto.
El piano pasó a ser su mejor amigo, testigo presencial de toda su vida  objeto de su creación, el que mejor la entendía, sin él Teresa Carreño no sería recordada como la Valquiria del piano, no hubiese podido escribir tantas composiciones, como por ejemplo: La cesta de flores, La primavera, La falsa nota o el Vals Teresita por mencionar algunas de sus obras de arte en el ámbito musical, todas escritas sobre él y para él.
Que haya sido la mujer músico más respetada y admirada de su época, habla del carácter fuerte, la determinación y valentía de la Carreño, le abrió paso a otras pianistas para que transitaran el camino de la música con indiscutible éxito.
 
La Carreño no necesitó nacer en otra época para hacer todo lo que se propuso, no necesitó ser hombre para escribir sus composiciones y vivir de su arte, tampoco escudarse en la fragilidad femenina para conseguir apoyo, para seguir adelante. Solo necesitó de su espíritu inquebrantable, de la música y de su piano.
La mujer es un instrumento para el amor, el piano instrumento para crear, la Carreño instrumento terrenal para crear amor por la música, porque vivió para y por la creación musical, porque la pasión con que componía, con la que hacía sus conciertos, con la que cantaba no era más que la expresión de lo que llevaba por dentro.
Es indiscutible el amor de un músico por su instrumento, el caso de Teresa no es la excepción, lo cuidaba, estaba pendiente de su afinación, de su limpieza, en fin de que siempre estuviera en perfectas condiciones.

El piano su leal e inseparable compañero, su amor fiel y constante, con el que pasó las horas más tristes y alegres, con el que compartió triunfos y fracasos, cuando se sentaba en él a componer se centraba en las notas musicales, en plasmar en una partitura lo que su mente y espíritu querían decir a través de acordes, lo que su alma necesitaba contar, lo que los demás apreciaban escuchar y lo que el mundo hoy reconoce como grandes obras musicales.         
Claro todo eso tenía que ser compartido, transmitido a otras generaciones y para ello se dedica a dar clases a los niños y jóvenes que querían aprender a tocar piano, cada clase con la gran Teresa valía la pena, no solo en costo material sino en el aprendizaje que significaba, prueba de ello es la generación de músicos que ayudó a formar y que obtuvieron reconocimiento como grandes pianistas.

El talento admirado por todos en el mundo es hoy un legado para las nuevas generaciones en su natal Venezuela, lástima fuera del contexto musical, no sea más reconocida y apreciada como el icono femenino más importante de nuestro país, aunque el teatro más importante tiene su nombre, pienso que su vida y obra musical debería ser estudiada como la de cualquier prócer de la independencia, o Presidente de la República, entre las obras dedicadas a nuestro país destacan: Himno a Bolívar, Saludo a Caracas, el Himno al Ilustre Americano y Danza Venezolana.

Teresa recorrió el mundo con su nacionalidad, sin olvidar sus raíces, con la convicción de que hacía lo correcto y que cualquier sacrificio valía la pena para llegar a donde en efecto llegó, esto debe ser tomado como ejemplo de coraje y amor a un talento que no se podía y no dejó que se desperdiciara.

En el Teatro Teresa Carreño se percibe el amor por el quehacer cultural, se siente el esfuerzo por dar a conocer la vida y obra de la Carreño, en donde se aprende a valorar lo que una mujer de su época tuvo que batallar para salir airosa en un mundo controlado por hombres, los cuales también aplaudieron su talento y se hicieron participe de su éxito.

Lo que es sublime en la música, puede ser igual de sublime en una mujer, y lo que puede llegar a ser indomable en una mujer, también lo puede ser en la música, un símbolo físico y tangible de ello es el Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño. Indomable cuando se admira y sublime cuando se siente.

*Trabajo presentado en el Taller de Escritura Creativa: Teresa Carreño: música, literatura y cine, dictado por Luis Carlos Neves, realizado entre abril y junio de 2016 en el Centro Documental del Teatro Teresa Carreño.             
**Nació en Caracas (Venezuela). Egresada del Colegio Universitario de Caracas (1997) con el título TSU en Administración. Actualmente se desempeña como Asistente Administrativo en el Área de Educación de la Universidad Nacional Abierta. Igualmente, forma parte del Taller de expresión literaria, mención: Literatura infantil, dictado por Luiz Carlos Neves. Realizó el Taller de Escritura Creativa: Teresa Carreño: música, literatura y cine (2016).