Por Jesús Eloy Gutiérrez
“El City of
Washington vagaba de ola en ola
y se alejaba más y más de la ruta común.
El rescate parecía improbable y, por último,
imposible. Los alimentos escaseaban; cundió
el terror entre los pasajeros; las mujeres que
No estaban demasiado mareadas se ocupaban
En rezar y lamentarse”…
Marta Milinowski
Teresa Carreño dejó una huella imborrable que ha servido de referencia
en muchas partes del mundo, donde su arte fue comprendido y admirado. Lamentablemente
en nuestro país, su legado permanece en el olvido y muchos venezolanos ignoran
la historia de su vida y hasta lo que hizo. La magnitud de la obra de Teresa
deber ser doblemente reconocida. A la caraqueña le tocó desarrollarse como
artista en un mundo básicamente dominado por el género masculino, pero aún así
dominó las adversidades e impusó su personalidad arrolladora y cautivó a
hombres y mujeres con los fenomenales trinos y octavas, con sus fabulosos
pasajes de arpegios. Las sonoridades de su piano o el ímpetu de su personalidad
dibujan su vida.
Teresa: la gran concertista
Luego de más de casi un siglo de su desaparición
física, su recuerdo sigue siendo centro de interés y se rememora la buena prensa
que le acompañó toda la vida. ¿Pero qué hizo Teresa para que hoy en sitios tan
lejanos como Berlín, Madrid, La
Habana , París, Londres, Nueva York, Coswig o Praga, se le
recuerde entusiastamente? O ¿Qué diversas personalidades del mundo muestran
preocupación por investigar su vida y su legado, mientras otros se interesan
por interpretar sus composiciones.
Simplemente con su arte
llevó el nombre de Venezuela a todos los continentes, presentándose desde los
principales países de Europa, hasta Estados Unidos, Australia, Nueva
Zelanda y África del Sur. Esa experiencia que le permitió entrar en contacto
con las más destacadas personalidades del momento, tanto de las artes como de
la política de entonces, en los días en que el país no tenía un servicio
exterior organizado. Teresa fue una especie de embajadora venezolana de la
música, del arte, de la armonía.
Teresa: la compositora
La obra musical de
Teresa, dedicada esencialmente al piano, está constituida por composiciones en
forma de estudios, obras descriptivas, fantasías, aires de danza y varias piezas
para coro. Sus inicios en estas lides datan de 1860 cuando creó piezas
publicadas años más tarde en Boston, de las cuales, una polka, fue
estrenada un año más tarde en el Teatro Caracas por la Banda del Batallón
Concepción. Se cuenta que Manuel Antonio
debía escribir las melodías que su hija creaba en el piano, porque Teresita aún
no podía plasmarlas en papel. En aquella época era común que, en las casas de
cierta posición social, las muchachas tocasen o compusieran valses para piano.
De acuerdo con la primera
biógrafa Marta Milinowski, los inicios de Teresa como compositora: “se caracterizan
por todo género de intrincadas dificultades. Cuando ella tenía interés en
perfeccionar pasajes rápidos, escalas en octavas, saltos peligrosos -y su
favorito de siempre- el trino, reflejaba esta preocupación en sus creaciones.
Naturalmente tenía también reminiscencias de obras que estudiaba entonces de
algún compositor del momento, fuera éste Gounod, Chopin o Liszt”.
Observando el asunto como
una mirada amplia, notamos que las composiciones de Teresa estaban determinadas
por las circunstancias personales o profesionales que atravesaba para el momento
en que escribía: La emoción de conocer a Gottschalk la llevó a componerle un
vals, que va ser su primera obra publicada; la muerte de su madre fue motivó
para que escribiera La cesta de flores, op. 9; Marcha fúnebre, op. 11;
La oración,
op. 12; Queja,
op. 17 y La partida, op. 18.
Cuando conoció a Rubinstein sus composiciones se impregnaron de virtuosismo. La etapa más prolífera en composición, especialmente las obras para piano, datan de antes o alrededor de 1872, pues a posteriori, sus matrimonios, sus constantes giras y la maternidad no le dejaron tiempo para que se dedicase plenamente a esa actividad.
Cuando conoció a Rubinstein sus composiciones se impregnaron de virtuosismo. La etapa más prolífera en composición, especialmente las obras para piano, datan de antes o alrededor de 1872, pues a posteriori, sus matrimonios, sus constantes giras y la maternidad no le dejaron tiempo para que se dedicase plenamente a esa actividad.
La más conocida de sus
piezas es el vals Teresita, dedicada a una de sus hijas, se hizo tan
famoso en Europa que fue necesario hacer arreglos para piano (simplificado),
mandolina y guitarra, piano a cuatro manos, piano y violín, piano, violín y violoncelo,
acordeón y orquesta (grande, pequeña y de cuerdas). Esta pieza fue publicada
por primera vez por la
Casa Fritsch de Leipzig en 1896, aunque desde seis años
antes, era con la que Teresa cerraba todas las presentaciones.
Teresa escribió algunas
piezas dedicadas a Venezuela: Himno a Bolívar (para tenor solista, coro
mixto y orquesta), basado en un texto de Felipe Tejera (1846-1924); Saludo a
Caracas (para piano), el Himno al Ilustre Americano (para barítono,
coro mixto y orquesta) y Danza venezolana. Los estudios sobre sus
composiciones consideran que las piezas de mayor madurez y profundidad son el Cuarteto
en Si Menor (para cuerda) y Serenata (en cuatro movimientos para
orquesta). Nos llama la atención que apenas hace un par de años se estrenó la Serenata …
por la agrupación cubana Camerata Romeau.
El compositor y
pedagogo musical venezolano Juan Bautista Plaza (1938), refiriéndose al
conjunto de la creación de la
Carreño , considera que de toda su producción lo más conocido
son sus obras para piano: piezas de salón en su mayoría, de corte e inspiración
románticos, y por lo general de difícil ejecución. Por otra parte, el profesor
Juan Francisco Sans comenta que las creaciones de Teresa “puede dividirse en
cuatro grandes grupos: las “obras con número de opus”; las “obras de madurez,
sin opus”; las “obras escritas durante su infancia en Caracas, sin número de
opus” y las “obras perdidas mencionadas en los documentos”.
Llama la atención el último grupo, que si lo unimos la “difícil ejecución” considerada por Plaza, se presentan como razones de sobra para que su actividad como compositora siempre se haya relegado a un segundo plano, contribuyendo aún más a su desconocimiento. Pero que pudiera subsanarse si impartieran cursos dedicados a estudiar todas sus composiciones que tenemos disponibles, además de enseñar su técnica y método, sustentado en fundamentos para el uso artístico de los mecanismos y funcionamiento de los pedales del piano. ¿Por qué en Venezuela no existen cátedras de piano dedicadas al estudio y difusión de ese legado?
Llama la atención el último grupo, que si lo unimos la “difícil ejecución” considerada por Plaza, se presentan como razones de sobra para que su actividad como compositora siempre se haya relegado a un segundo plano, contribuyendo aún más a su desconocimiento. Pero que pudiera subsanarse si impartieran cursos dedicados a estudiar todas sus composiciones que tenemos disponibles, además de enseñar su técnica y método, sustentado en fundamentos para el uso artístico de los mecanismos y funcionamiento de los pedales del piano. ¿Por qué en Venezuela no existen cátedras de piano dedicadas al estudio y difusión de ese legado?
Su eterno regreso a Venezuela
Teresa dijo una vez: “He amado a Venezuela, la he amado a veces por
sus desgracias, otras por la generosidad de su naturaleza y siempre como una
madre irremplazable. En su seno quiero dormir el sueño de la tierra. Es allí
donde quiero que reposen mis cenizas”. Su primera biógrafa logró que ese
sueño fuese realidad. En
1935 logró que el gobierno venezolano decretase la repatriación de los restos
de Teresa Carreño al país, lo cual se realizó en febrero de 1938, gracias a la
labor de Rudolph Dolge, Salvador Llamozas y de la propia discípula de la Carreño. Las cenizas
fueron colocadas en el Cementerio General del Sur dentro de un ánfora de
bronce, obra del escultor venezolano Nicolás Veloz; allí permanecieron hasta
finales de la década de los setenta.
En una Caracas signada
por la agitación política y social producto de un período de transición se
llevó a cabo el acto de repatriación, al cual asistió el Presidente de la República , Eleazar López
Contreras (1883-1973), los ministros del gabinete, el Gobernador del Distrito
Federal, familiares de la pianista, representantes de la Academia Nacional
de la Historia ,
del Ateneo de Caracas, de la
Unión Musical de Venezuela, del Ateneo de Valencia, la
comisión organizadora del homenaje, y personalidades del mundo político,
intelectual y social venezolano. Ese país convulsionado por el caos político
que le vio partir en dos oportunidades, en este aspecto no había cambiado mucho
en los días de su retorno definitivo, ya en el siglo XX.
En el siglo XIX, más de
medio siglo había trascurrido desde que vio su tierra natal por última vez. Veintitrés
años de ausencia no fueron suficientes para reconciliarse con su país. Ella lo
intentó. Dio lo mejor de sí en sus giras de conciertos por ciudades importantes
del país; cantó, preparó una temporada de ópera, dirigió la orquesta de la
ópera, se ofreció como profesora y hasta se planteó quedarse si se le aprobaba
el proyecto del conservatorio de música de dimensión continental. Pero la
realidad pudo más que los deseos de la artista. Sus últimos días en Venezuela
chocaron con la fortaleza y la disciplina que se había formado desde temprana
edad. El país no estaba exento de inestabilidad política, calamidades varias ni
improvisaciones.
Su traslado
al Panteón
Unos años más tardes: A
los sesenta años de su fallecimiento, gracias a las gestiones de la Directora General
de la Asociación
de Autores y Compositores Venezolanos, María Luisa Escobar, los restos de la
pianista fueron exhumados y trasladados al Panteón Nacional, el 9 de diciembre
de 1977. En esta ocasión se realizó una ceremonia que contó con la asistencia
del Presidente de la
República , Carlos Andrés Pérez, el ex-presidente Rafael
Caldera y la escritora Lucila Palacios, entre otras personalidades del mundo
político, militar y cultural del país. Al mismo tiempo, sus pertenencias
provenientes de Estados Unidos, llegadas dos décadas atrás clamaban por que se
creará ese museo destinado a resguardar su memoria. Debía trascurrir aún una
década más para que esa idea comenzara a materializarse.
De ese momento están
vigentes las palabras de Lucila Palacios, quien manifestó en ocasión de su
discurso en Panteón que: “Hay que seguir los pasos a la trayectoria de Teresa,
sus reacciones anímicas, su sensibilidad artística, para formarse una idea
cabal de tan extraordinaria personalidad. Las nuevas generaciones apenas la
conocen”.
Se llama Teresa Carreño
A finales del siglo XX, cuando los gobiernos democráticos intentaron
reivindicar a personajes civiles de nuestra historia, la figura de Teresa
Carreño se impuso con fuerza en el quehacer cultural venezolano. Así, su
revolución personal que la convirtió en una gran artista, se presentó como una virtuosa,
digno ejemplo a considerar. Diversas agrupaciones e instituciones que
decidieron denominarse Teresa Carreño o emplear ese nombre para algún evento de
importancia.
El ejemplo más impactante esla Fundación Teresa
Carreño: constituida en 1973 con el objetivo de administrar el complejo
cultural que se construía en Los Caobos y que hoy lleva ese nombre. Este año
arriba sus cuarenta años de existencia. Como parte de la estructura de esta
institución surgieron el Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño y el Ballet
Nacional de Caracas Teresa Carreño, los cuales en algún momento de su historia
han adoptado simplemente el de Ballet Teresa Carreño o Coro Teresa Carreño.
El ejemplo más impactante es
En 1974 el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) creó el
Concurso Latinoamericano de Piano Teresa Carreño, el cual pasó a ser organizado
en 1978 por el Instituto Latinoamericano de Investigaciones y Estudios
Musicales (hoy Fundación Vicente Emilio Sojo), y en 1998 tuvo una nueva edición
organizada por la Fundación Teresa Carreño. Desde entonces, este concurso
se mantiene en el olvido, a pesar de que en sus nueve ediciones se convirtió en
uno de concursos de piano más prestigiosos del continente.
En mi breve biografía sobre Teresa, dije hace ya algún tiempo que: “También
se conoce una Academia de Música Teresa Carreño (de Barquisimeto), una agrupación
de danzas folklóricas, un dúo pianístico (conformado por María Teresa Campos y
Rosella Pezzuti), un cuarteto, una escuela de ballet y diversas unidades
educativas, entre otras agrupaciones e instituciones, bautizadas con ese nombre”.
Tampoco la idea acá es hacer un inventario de todas las instituciones
que llevan el nombre de Teresa Carreño, simplemente, quiero significar con
ello, el homenaje que se le rinde a su memoria nombrándose Teresa Carreño. La
pregunta viene a continuación: ¿Conocen realmente el legado de Teresa Carreño?
¿Existe un real interés en difundir la obra y su significación para la historia
local y universal? Solamente un ejemplo: veamos el caso de la Sinfónica Juvenil
Teresa Carreño de Venezuela, creada en 2007 e integrada por 160 músicos, de
edades comprendidas entre 15 y 25 años y que debutó en 2009 con un concierto en
la Concha Acústica
del Parque Los Caobos en el marco de la celebración del 442 aniversario de
Caracas.
Cuando nos enteramos del acontecimiento lo primero que pasó por nuestra mente fue: “al fin se hará justicia con Teresa Carreño; existirá una orquesta dedicada exclusivamente a estudiar, interpretar y difundir el legado de la máxima artista venezolana”. Y quién mejor llamado a hacerlo que el Sistema de Orquestas, gracias a su proyección nacional e internacional. Si embargo, en su primera presentación enla Sala
José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño su programa estuvo
conformado por obras de Tchaikovsky, lo que no ha cambiado en posteriores
presentaciones.
Cuando nos enteramos del acontecimiento lo primero que pasó por nuestra mente fue: “al fin se hará justicia con Teresa Carreño; existirá una orquesta dedicada exclusivamente a estudiar, interpretar y difundir el legado de la máxima artista venezolana”. Y quién mejor llamado a hacerlo que el Sistema de Orquestas, gracias a su proyección nacional e internacional. Si embargo, en su primera presentación en
Aclaro: Para algunos venezolanos la figura de Teresa Carreño representa
una especie de “ícono” civil que ha contribuido a la definición de nuestra nacionalidad,
esa que comenzó a configurarse definitivamente en el siglo XIX, siglo del
nacimiento de Teresa. Sin embargo, siguen las preguntas rondando: ¿Se ha hecho
lo suficiente para dar a conocer al conjunto venezolano la obra y vida de la
máxima artista? ¿Se ha hecho la proyección nacional e internacional de
composiciones? ¿Por qué las orquestas venezolanas no incluyen alguna pieza de
Teresa en sus programas de giras internacionales?
Homenajes
en Venezuela
Hagamos un
inventario: En Venezuela, en 1938 con motivo de la repatriación de sus restos
se le rindió un homenaje en el Teatro Municipal de Caracas, con una velada
artístico-literaria donde destacó el discurso pronunciado por Juan Bautista
Plaza. Igualmente ese mismo año, motivado también por la repatriación, el
Instituto Postal de Venezuela emitió una serie de estampillas en su honor.
Durante 1953, año del primer centenario de su nacimiento, se realizaron varios eventos por tal motivo.La Unión
de Mujeres patrocinó el concurso “Esbozo biográfico de Teresa Carreño”, con un
jurado integrado por Mariano Picón Salas (1901-1965), Eduardo Lira Espejo
(1912-1980) y Antonia Palacios.
Resultó ganadora la obra Esas manos cumplen cien años, de Héctor Mujica. El ministro de Educación, José Loreto Arismendi, aprobó una programación que incluía la celebración de un “certamen de compositores”, una exposición de cartas, fotos y objetos de Teresa Carreño, la realización de tres conferencias, la emisión de un sello de correo con su esfinge, la edición de un cartel alusivo, un concierto con sus obras y el otorgamiento de una beca de dos años a la estudiante de piano venezolana Nilyan Elena Pérez. El Concejo Municipal del Distrito Federal develó un busto suyo en los jardines del Paseo El Calvario, obra del escultor Pedro Basalo.
Durante 1953, año del primer centenario de su nacimiento, se realizaron varios eventos por tal motivo.
Resultó ganadora la obra Esas manos cumplen cien años, de Héctor Mujica. El ministro de Educación, José Loreto Arismendi, aprobó una programación que incluía la celebración de un “certamen de compositores”, una exposición de cartas, fotos y objetos de Teresa Carreño, la realización de tres conferencias, la emisión de un sello de correo con su esfinge, la edición de un cartel alusivo, un concierto con sus obras y el otorgamiento de una beca de dos años a la estudiante de piano venezolana Nilyan Elena Pérez. El Concejo Municipal del Distrito Federal develó un busto suyo en los jardines del Paseo El Calvario, obra del escultor Pedro Basalo.
El Teatro
Municipal de Caracas fue testigo de un nuevo homenaje a la Carreño realizado el 25 de
diciembre de 1970. Ese día se presentó Rosario Marciano bajo los auspicios del
Concejo Municipal y la
Gobernación del Distrito Federal, ofreciendo un concierto con
un programa similar al interpretado por Teresa Carreño el 25 de octubre de 1885
en el mismo piano Weber del siglo XIX, el cual había sido restaurado dos años
antes en Viena por Alfred Watzek, gracias a gestiones de la propia Marciano y
de Eduardo Tamayo Gascue. Dicho instrumento pasó luego al Teatro Teresa Carreño
en 1987.
Entre diciembre de 1975
y enero de 1976 el Concejo Municipal del Distrito Federal, el Ministerio de
Educación Nacional y el Museo del Teclado, realizaron la exposición Teresa
Carreño: su vida en documentos, donde se presentaron algunas de las
pertenencias y documentos de la artista, gracias a la labor de Rosario
Marciano.
En época reciente, se
han realizado diversos homenajes y eventos con la finalidad de enaltecer su
figura, como conciertos, festivales, exposiciones o emisión de sellos postales.
En la última década se recuerdan como eventos de notoria repercusión pública:
el homenaje del Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM, 2001), la
aparición del disco de la pianista venezolana Clara Rodríguez
(2002), el montaje de la obra de teatro para niños Teresita, de Heli
Berti, por el Teatro Tilingo;
el homenaje del Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño con el
espectáculo Tutta Voce; el ciclo de conciertos del Teatro Baralt
de Maracaibo (2003) y el homenaje que organizamos en 2007, en colaboración
entre la Fundación
Teresa Carreño, la Biblioteca Nacional
de Venezuela y el Panteón Nacional: Teresa
Carreño: 90 años después, que incluyó diversas actividades.
Sala de Exposición Teresa Carreño
Además de nombrar Teresa
Carreño al complejo cultural más importante de Venezuela, símbolo de la cultura
nacional, el mayor homenaje que se la ha podido rendir es la sala de exposición
permanente del Teatro Teresa Carreño, donde se resguardan documentos y objetos
(cartas, manuscritos, fotos, trajes, partituras) y el piano de Teresa Carreño.
Fue abierta al público en 1988, cuando fue inaugurada gracias al apoyo económico dela
Fundación Neumann , mediante gestiones del entonces Gerente
General del Teatro Elías Pérez Borjas, quien logró obtener en comodato las
pertenencias de la pianista donadas por el Vassar College al Concejo Municipal
del Distrito Federal, así como el piano Weber, utilizado especialmente por
Teresa cuando vino a Caracas en 1885. La curaduría de la sala, desde su
inauguración, fue responsabilidad de Arturo González hasta 2009. Sin embargo,
esta sala fue cerrada hace más de dos años y su apertura es incierta. Esperamos
que pronto los venezolanos y visitantes puedan contar con este espacio
nuevamente, con una visión renovada.
Fue abierta al público en 1988, cuando fue inaugurada gracias al apoyo económico de
En contraste…
En el exterior,
rendirle honores a la Carreño
en los países que cautivó con sus interpretaciones, es algo que no pasa
desapercibido. Durante 1989, en el Teatro Intar de Nueva York se realizó el
espectáculo “Carreño, A One Woman Classical Musical”, creado por Pamela Ross y
Gene Fankel sobre la vida y obra de la pianista, el cual combinaba la actuación
y el recital. Al año siguiente, este mismo espectáculo vino a Venezuela, para
ser presentado en la Sala
José Félix Ribas con los auspicios del Ateneo de Caracas y la Asociación Venezolana
de Conciertos. ¿No debió ser al contrario? Que un espectáculo de esta dimensión
fuera producido y generado en el país y exportado. ¡O que una propuesta con características
parecidas se haya llevado a escena!
Estados
Unidos
En 1999, una muestra
representativa de su repertorio fue interpretada por la pianista Carmen
Rodríguez Peralta en el Auditorio del Corcoran Gallery of Art de la ciudad de
Washington, dentro de la programación cultural de la Embajada de Venezuela en
Estados Unidos. Rodríguez Peralta se ha dedicado a la ejecución de piezas
musicales de Teresa Carreño y a la investigación histórica de su obra. En tal
sentido, ha sido editora de los trabajos para piano de la Carreño , publicados por
Hildegard Publishing Company en 1996, y en el año 2000 el disco
compacto Teresa Carreño: Solo Piano and Chamber
Works. Conocemos otros ejemplos de músicos que
están estudiando e interpretando las composiciones de la venezolana, como el
caso de la pianista brasileña residenciada en Estados Unidos, Alessandra Feris.
La Colección Teresa Carreño del Vassar College-Nueva
York
También en Norteamérica. Uno
de los repositorios documentales más importante del mundo se encuentra
precisamente en Estados Unidos. Se trata de una colección formada en 1941, a partir de la
adquisición del legado de Teresa Carreño por el Departamento de Música del
Vassar College. Está integrada por música impresa y manuscritos, libros de
música, material pedagógico, cartas de y para Teresa, álbumes, programas de
conciertos y fotografías de la artista.
Alemania
En Alemania se
han realizado varios homenajes en su honor: el primero del que se tiene
referencia se efectuó en Hamburgo con motivo de los setenta y cinco años de su
nacimiento, organizado por una compañía de radio y la Dirección del Colegio
para la Ciencia
de los Pueblos de “Hans Bredow”. Numerosas son las regencias en todos estos
años. A finales del siglo pasado, en Dresden se efectuó un nuevo homenaje para
conmemorar los cincuenta años de su desaparición física (1967). Veintidós años
más tarde, el Consejo de la ciudad de Coswig, la designó como “Ciudadana
honorífica (post-mortem)” en reconocimiento a su labor en pro de esa ciudad,
donde Teresa vivió varios años.
“Villa Teresa”, Coswig-Alemania
Es una casa
ubicada al lado del embarcadero de Kötitz (Coswig), construida junto a un
extenso parque en 1874. En ella, entre 1892 y 1895, Teresa Carreño y su esposo
Eugène D’Albert pasaban los veranos luego de sus temporadas de conciertos. En
2002 fue restaurada totalmente e inaugurada con el mismo nombre que D’Albert le
puso en su época: “Villa Teresa”. Actualmente funciona como una sala de
conciertos para la región de Meissen y la Sociedad Teresa
Carreño.
Londres
En Londres, nos parece que el homenaje más importante que se le rinde a la venezolana universal es el Concurso Teresa Carreño del Royal College of Music, certamen en el cual los jóvenes pianistas ganadores del premio tocan un recital en el Bolívar Hall, espacio de la Embajada de Venezuela en ese país. El mismo se otorgó por primera vez en 1978 como iniciativa del doctor José Luis Salcedo Bastardo, Ministro venezolano de Estado para la Ciencia, la Tecnología y la Cultura. Este evento lo asumió en los años posteriores el Royal College of Music. Además son numerosos los eventos que se han registrado en homenaje a la caraqueña. El nombre que más a sonado últimamente, vinculado a ella, es el de la pianista venezolana Clara Rodríguez, quien la década pasada acompañó a la actriz inglesa Karin Fernald en un programa en el que se contaba la vida de Teresa Carreño: Liszt en faldas, un espectáculo de gran éxito, que ameritó varias presentaciones en el Royal Festival Hall, el Bolívar Hall y otros espacios. Recientemente, también, Clara Rodríguez le rindió tributo en los espacios abiertos del Southbank Centre
de Londres (2010).
Notas finales…
“se ha dicho de ella
que al oírla se percibe el
olor del aire de la pradera y
el tronar de los volcanes sudamericanos”
Ida María Lipsius, 1902
La historia de la Teresa
de nuestro tiempo está por escribirse. Esa mujer venezolana de comienzo del
siglo XXI, emprendedora, trabajadora, luchadora, protectora y soñadora, tiene
en la Teresa
decimonónica una referencia ejemplar. Pero no lo sabe, no se ha enterado. La
historia de esa Teresa que cautivó al mundo con su arte no le ha llegado. No
veo desatinado constituir un equipo de investigación dedicado al indagar sobre
la artista y que apoyándose en conjunto de profesionales de diversas áreas como
la comunicación, la educación y las artes, puedan formar una gran cruzada por
difundir el legado y la ejemplaridad de la vida de Teresa en Venezuela y el
extranjero. Un personaje único en la historial nacional, latinoamericana y
universal.
Ese barco a la deriva tiene muchos faros, inmersos en la profundidad de la historia nacional, que lo pueden guiar. Solo basta con darle la importancia que les corresponde. Teresa, como esa luz resplandeciente en tiempos del siglo XIX, nos enseñó que la cultura era producto de la observación de la naturaleza, de la propia historia de los seres humanos y de las realizaciones espirituales o materiales, como la arquitectura o la poesía. La libertad, la constancia, la disciplina y el amor en lo que hacía la llevaron al camino de la eternidad.
Caracas- Madrid, Julio
de 2013