por David Coifman
El
16 de enero de 1813, María de Jesús Muñoz, esposa del maestro de capilla José
Cayetano Carreño, y “con su permiso”, envió al Teniente Justicia del pueblo de
los Teques (actual Estado Miranda) una “carta requisitoria” para que éste intercediera
en su petición de exigir a don José Miguel Villareal que le pagara una deuda de
300 pesos que había debido devolverle “por terceras partes cada bimestre” desde
el 25 de mayo de 1812. Como Villareal tenía una hacienda en los Teques, pero no
tenía residencia conocida, a María de Jesús Muñoz se le hacía imposible
obligarlo legalmente a que cumpliera con dicha deuda. Su mayor temor se debía a
que su deudor había vendido dos de los cuatro esclavos que tenía en esta hacienda,
y si vendía los otros dos quedaría la tierra abandonada por falta de
trabajadores para cultivarla, y Villareal sin bienes para respaldar el pago de
la deuda. Por esta razón, María de Jesús Muñoz solicitó al Justicia Mayor de
los Teques que intercediera para que se embargaran cuanto antes a los dos
esclavos que quedaban en la hacienda de Villareal, con el fin de garantizar que
éste tuviera crédito suficiente para responder con estos bienes el día en que finalmente
lo pudiera demandar[1].
La incansable dedicación de María de Jesús Muñoz, madre a la fecha de siete
hijos y embaraza del octavo, a defender una deuda económica familiar sin duda contraída
por su marido con don José Miguel Villareal, hermano de don Rafael Villareal,
músico de la Iglesia Catedral de Caracas y padrino de su hijo José Cayetano (n.
8 de julio de 1804) es un representativo ejemplo de que detrás de un renombrado
hombre y artista colonial se hallaría a su sombra, como en este caso, una aguerrida
mujer.
Pasados
exactamente cinco meses sin recibir respuesta, el 16 de junio de 1813, María de Jesús Muñoz escribió una segunda
carta requisitoria al Teniente de Justicia Mayor de los Teques para informarle que
efectivamente ya tenía noticias de haberse embargado a los esclavos, en
referencia a una esclava llamada Manuela y a su hija María Lina de tan sólo
cuatro meses de edad, y que ambas estaban bajo el cuidado del señor Miguel Rey,
vecino de la hacienda del señor Villareal. Aprovechó además la ocasión para informarle
que su deudor se hallaba a la fecha viviendo en el pueblo de Barbacoas (actual
Estado Lara) y que se negaba a ir a Caracas, lo que hacía imposible poder demandarlo.
Por lo tanto, María de Jesús Muñoz se veía obligada a enviarle al Teniente de
Justicia Mayor el vale donde dicho Villareal había registrado su promesa y
obligación de pagarle los 300 pesos, con el fin de que se lo hiciera llegar al
Teniente Mayor del partido de Barbacoas para que pudiera “reconvenir” al dicho
Villareal al reconocimiento legal de la deuda, y poder informarle también que,
de no presentarse en el lapso máximo de ocho días en Caracas, la justicia
seguiría su curso quitándole definitivamente a las dos esclavas. Para facilitar
este embargo, María de Jesús Muñoz suplicó al Teniente de Justicia de los
Teques que le hiciera llegar cuanto antes las mencionadas esclavas embargadas a
Caracas.
Al
día siguiente, 17 de junio de 1813, María de Jesús Muñoz dio a luz a su octavo
hijo, Manuel Antonio del Rosario (eventual padre de Teresa Carreño), y fue
bautizado el 26 de junio en la iglesia de San Pablo, siendo su madrina Manuela
Suárez de Urbina.
Manuela
Suárez de Urbina era la tía de la niña prodigio María de la Concepción Patiño
Suárez de Urbina (1785-1807), a quien José Cayetano
Carreño dio clases de piano y le escribió la carta de méritos para intentar
irse a España a ser camarista de la reina, en 1796. El recuerdo de esta niña
prodigio (de hecho, la primera conocida en la historia de Venezuela) debió
acompañar algunas de las conversaciones de Manuela Suárez con su ahijado, e
influido probablemente también en la decisión que tomaría éste muchos años
después de sacar a su hija Teresa Carreño de Venezuela en pos de un mejor
futuro artístico, alcanzado así, al menos con su hija, el deseo que no pudo
cumplir la hermana de Manuela Suárez con su talentosa hija pianista María de la
Concepción Patiño Urbina.
El
10 de agosto de 1813, María de Jesús Muñoz, con permiso de su marido, escribió
al Gobernador Político de Caracas para explicarle que había iniciado los
trámites durante el “gobierno extinguido” de los realistas para demandar a
Miguel Villareal por la deuda de 300 pesos que mantenía con ella, y hasta la
fecha sólo había logrado que las dos esclavas de la propiedad de Villareal
fueran embargadas, si bien no habían sido todavía traídas a Caracas. Por lo
tanto, suplicó al Gobernador Político mandar a hacer cumplir cuanto antes su
petición.
Ese
mismo día, 10 de agosto de 1813, su hijo mayor José Ciriaco Carreño, quien dos
días antes había cumplido los 18 años de edad, decidió renunciar a su labor de
organista segundo en la Tribuna de la Iglesia Metropolitana de Caracas bajo la
dirección de su padre para marcharse con los patriotas a la guerra. Como
consecuencia, su hermano Juan Bautista Carreño, con sólo 11 años de edad, y a
petición de su padre, ocupó el cargo vacante de organista segundo, desde el 18
de agosto de 1813. José Ciriaco Carreño murió en la Batalla de Urica, el 5 de
diciembre de 1814.
El
16 de agosto de 1813, el Gobierno Político de Caracas le escribió a María de
Jesús Muñoz (sin duda de manera más rápida que durante la regencia realista) para
informarle de haber mandado una orden al Justicia Mayor de los Teques para que enviara
cuanto antes a las dos esclavas embargadas de Miguel Villareal a la capital. En
efecto, el 15 de octubre de 1813, María de Jesús Muñoz le escribió al Gobernador
Político para informarle que el pasado 12 de agosto su primo hermano y
organista de la catedral Francisco Lucio Alva había recibido a las mencionadas
esclavas, y ahora le suplicaba que nombrara lo antes posible al defensor del
señor Villareal de manera de poder continuar con el proceso de la demanda
contra él por la deuda de 300 pesos. Que ella, por su parte, ya contaba con
tres importantes testigos que darían fe, bajo juramento público y ante Dios, de
haber dado el dicho préstamo de 300 pesos a su deudor, el señor Villareal. Los
testigos eran sus primos hermanos el cantante segundo Carlos Alva y el
organista Francisco Lucio Alva, y el cantante meritorio Juan José Urbina. Es
decir, todos miembros de la Tribuna de la Iglesia Metropolitana de Caracas y
por lo tanto músicos al servicio de su marido José Cayetano Carreño. De hecho, si
descartamos a José Ángel Lamas
(1775-1814), quien a la fecha ejercía el cargo de bajonista, los testigos que
declararían a favor de María de Jesús Muñoz eran los únicos miembros integrantes
de la capilla musical catedralicia, entre ellos dos primos hermanos de la
demandante, que no tenían el apellido Carreño.
El
19 de noviembre de 1813, los tres testigos declararon al unísono que conocían
“de vista, trato y comunicación” a Miguel Villareal; que les constaba de vista
y ciencia cierta que el expresado Villareal debía a María de Jesús Muñoz los 300
pesos mencionados; que les constaba la obligación hecha y firmada de su puño y
letra en el vale; y que lo que han declarado era público y notorio.
El
15 de diciembre de 1813, el Alguacil Mayor de Caracas, don Jacinto de Ibarra,
entregó las esclavas Manuela y su hija María Lina al primo hermano de María de
Jesús Muñoz, el cantante Carlos Alva por ser “vecino arraigado y conocido de
esta capital”, y quien las había recibido “obligándose a mantenerlas en fiel y
seguro depósito a disposición del señor juez de esta causa u otro competente, y
a entregarlas cada y cuando se le mande a menos que se fugasen, con cuyo caso
presenta no ser responsable a ellas y en ninguno a formales”. El expediente no
incluyó información de si María de Jesús Muñoz cobró finalmente los 300 pesos.
En todo caso, según parece, se daría por pagada con la obtención legal de las
dos esclavas. Sólo resta considerar si las esclavas embargadas, Manuela y su
hija María Lina, se hallarían acaso entre las que Marta Milinowski, en su libro
Teresa Carreño, registra haber sido libertadas
por María de Jesús Muñoz (acaso finalmente después de cuarenta años al servicio
de pagar la deuda de 300 pesos de Villareal) como gesto altruista cuando nació
su nieta Teresa Carreño, en 1853.
Referencias consultadas:
Inédita:
Execución promovida contra D.n
José Miguel Villareal por D.a María de Jesús Muñoz legítima muger de
D.n Cayetano Carreño por cantidad de pesos, Academia Nacional de la
Historia, Sección Civiles 224-1028,
año 1813, fols. 1-28.
Publicadas:
ALCIBÍADES,
Mirla. Manuel Antonio Carreño. Colección “Biblioteca Biográfica Venezolana”
de El Nacional, vol. 12. Caracas:
Editorial Arte, 2005.
COIFMAN,
David. “Recuerdos americanos de Madame Teresa Carreño”. Revista Musical de
Venezuela, XVIII / 43 (2001), pp. 41-65.
COIFMAN,
David. “‘Bajo la forma de un ángel’. La visita de Teresa Carreño a España
(1866)…y otros nuevos datos biográficos”. www.mundoclásico.com
/ Publicado
el 22 de diciembre de 2011.
COIFMAN,
David. De obispos, reyes, santos y señas
en la historia de la capilla musical de Venezuela (1532-1804). Madrid:
Sociedad Española de Musicología, 2010.
GUTIÉRREZ,
Jesús Eloy. Para conocer a Teresa Carreño. Caracas: Gráficas León, C.
A., 2003.
MILANCA
GUZMÁN, Mario. ¿Quién fue Teresa Carreño? Caracas: Alfadil, 1990.
MILINOWSKI,
Marta. Teresa Carreño. Traducido del inglés del original Teresa
Carreño: by the grace of God (1940),
por Luisa Elena Monteverde Basalo, con notas de Walter Guido y Mario Milanca.
Caracas: Monte Ávila Editores, 1988.
ROJO,
Violeta. Teresa Carreño. Colección “Biblioteca Biográfica Venezolana” de
El Nacional, vol. 17. Caracas:
Editorial Arte, 2005.
[1] Todo el litigio, hasta ahora inédito y desconocido cuya primicia
damos a conocer con este texto, puede consultarse en el expediente Execución promovida contra D.n
José Miguel Villareal por D.a María de Jesús Muñoz legítima muger de
D.n Cayetano Carreño por cantidad de pesos, Academia Nacional de
la Historia, Civiles 224-1028, año
1813, fols. 1-28.