DOCUMENTOS HISTÓRICOS*
Por Hubert Blanck
Es admirable ver una naturaleza
como la de Teresita Carreño, que durante medio siglo de continuo batallar se
presenta a los sesenta y cuatros años ante nuestro público desafiando con la
ligereza y fuerza de una gladiadora el piano Steinway, que por momentos parecía
tener que desaparecer bajo el dominio de sus manos.
La sonata apasionata de Beethoven fue modelado clásicamente. Nos presentó al
autor de Bonn tal como es, tal como debe ejecutarse.
Todo el secreto para ejecutar bien
a Beethoven, consiste en que el pianista sacrifique un poco sus habilidades
pianísticas dedicando más atención a la parte musical sin exagerar los
movimientos. Esa labor del verdadero concertista, y eso es lo que anoche hizo
la artista venezolana. ¡Tocó Beethoven en alemán!
El Nocturno y el Preludio de Chopin, muy correcto. La polonesa de dicho compositor y los estudios sinfónicos de Schumann y el Sueño de amor de Liszt, tienen en la señora Carreño una intérprete perfecta y brillante. Como último número efectuó la Rapsodia núm. 6 de Liszt; y nadie como la Carreño ha sabido sacar partido de esta obra, que necesita seguridad del teclado, delicado mecanismo, soltura de antebrazo y muñeca y una gran resistencia, contando, de antemano, con la fuerza física para la dinámica.
Teresa Carreño es hoy más
concertista que cuando estuvo aquí el año 1901. Entonces era la pianista
impecable: hoy es pianista fogosa y de arranques geniales, condición
indispensable para agradar a los grandes públicos.
*Este escrito fue publicado en el diario La Discusión, La Habana, miércoles 21 de marzo de 1917 en la sección "Algo de Música" por Hubert de Blanck. Es un documento histórico de gran trascedencia porque se genera en la última gira de conciertos de la artista a Cuba, en la cual dio su también último recital. Unos meses más tarde, falleció en Nueva York, el 12 de junio de 1917. El original puede ser consultado en el Centro Documental Teatro Teresa Carreño, Archivo Histórico Teresa Carreño.
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