LITERATURA*
Por Dayana Rada**
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Hablar de Teresa Carreño es sumamente interesante. El solo mencionar su nombre evoca multiplicidad de temas. Uno de ellos, es que el género femenino cobra relevancia, es decir, la música es mujer y la Carreño también. Las mujeres estamos históricamente ligadas al amor, a la delicadeza, a lo sublime. No debería extrañar que una mujer sea tan digna representante en el arte de la música.
Si la música es
universal es lógico pensar que la Carreño también lo sea, desde niña mostró un
amor incondicional por el piano, ese amor lo imagino con la inocencia que caracteriza la
niñez, con ese brillo en los ojos y la alegría en el corazón, cada vez que se
sentaba a tocar algunos de los ejercicios que su padre le asignaba como tarea y
que para ella significaban la felicidad porque lo hacía con gusto.
El piano pasó a
ser su mejor amigo, testigo presencial de toda su vida objeto de su creación, el que mejor la
entendía, sin él Teresa Carreño no sería recordada como la Valquiria del piano,
no hubiese podido escribir tantas composiciones, como por ejemplo: La cesta de flores, La primavera, La falsa nota
o el Vals Teresita por mencionar
algunas de sus obras de arte en el ámbito musical, todas escritas sobre él y
para él.
Que haya sido la
mujer músico más respetada y admirada de su época, habla del carácter fuerte,
la determinación y valentía de la Carreño, le abrió paso a otras pianistas para
que transitaran el camino de la música con indiscutible éxito.
La Carreño no
necesitó nacer en otra época para hacer todo lo que se propuso, no necesitó ser
hombre para escribir sus composiciones y vivir de su arte, tampoco escudarse en
la fragilidad femenina para conseguir apoyo, para seguir adelante. Solo
necesitó de su espíritu inquebrantable, de la música y de su piano.
La mujer es un instrumento para el amor, el piano instrumento para
crear, la Carreño instrumento terrenal para crear amor por la música, porque
vivió para y por la creación musical, porque la pasión con que componía, con la
que hacía sus conciertos, con la que cantaba no era más que la expresión de lo
que llevaba por dentro.
Es indiscutible el amor de un músico por su instrumento, el caso
de Teresa no es la excepción, lo
cuidaba, estaba pendiente de su afinación, de su limpieza, en fin de que
siempre estuviera en perfectas condiciones.
El piano su leal e inseparable compañero, su amor fiel y
constante, con el que pasó las horas más tristes y alegres, con el que
compartió triunfos y fracasos, cuando se sentaba en él a componer se centraba
en las notas musicales, en plasmar en una partitura lo que su mente y espíritu
querían decir a través de acordes, lo que su alma necesitaba contar, lo que los
demás apreciaban escuchar y lo que el mundo hoy reconoce como grandes obras
musicales.
Claro todo eso tenía que ser compartido, transmitido a otras
generaciones y para ello se dedica a dar clases a los niños y jóvenes que
querían aprender a tocar piano, cada clase con la gran Teresa valía la pena, no
solo en costo material sino en el aprendizaje que significaba, prueba de ello
es la generación de músicos que ayudó a formar y que obtuvieron reconocimiento
como grandes pianistas.
El talento admirado por todos en el mundo es hoy un legado para
las nuevas generaciones en su natal Venezuela, lástima fuera del contexto
musical, no sea más reconocida y apreciada como el icono femenino más
importante de nuestro país, aunque el teatro más importante tiene su nombre,
pienso que su vida y obra musical debería ser estudiada como la de cualquier
prócer de la independencia, o Presidente de la República, entre las obras
dedicadas a nuestro país destacan: Himno
a Bolívar, Saludo a Caracas, el Himno al Ilustre Americano y Danza Venezolana.
Teresa recorrió el mundo con su nacionalidad, sin olvidar sus
raíces, con la convicción de que hacía lo correcto y que cualquier sacrificio
valía la pena para llegar a donde en efecto llegó, esto debe ser tomado como
ejemplo de coraje y amor a un talento que no se podía y no dejó que se
desperdiciara.
En el Teatro Teresa Carreño se percibe el amor por el quehacer
cultural, se siente el esfuerzo por dar a conocer la vida y obra de la Carreño,
en donde se aprende a valorar lo que una mujer de su época tuvo que batallar
para salir airosa en un mundo controlado por hombres, los cuales también
aplaudieron su talento y se hicieron participe de su éxito.
Lo que es sublime en la música, puede ser igual de sublime en una
mujer, y lo que puede llegar a ser indomable en una mujer, también lo puede ser
en la música, un símbolo físico y tangible de ello es el Complejo Cultural
Teatro Teresa Carreño. Indomable cuando se admira y sublime cuando se siente.
*Trabajo presentado en el Taller de Escritura Creativa: Teresa Carreño: música, literatura y cine, dictado por Luis Carlos Neves, realizado entre abril y junio de 2016 en el Centro Documental del Teatro Teresa Carreño.
*Trabajo presentado en el Taller de Escritura Creativa: Teresa Carreño: música, literatura y cine, dictado por Luis Carlos Neves, realizado entre abril y junio de 2016 en el Centro Documental del Teatro Teresa Carreño.
**Nació en Caracas (Venezuela). Egresada del Colegio Universitario de Caracas (1997) con el título TSU en Administración. Actualmente se desempeña como Asistente Administrativo en el Área de Educación de la Universidad Nacional Abierta. Igualmente, forma parte del Taller de expresión literaria, mención: Literatura infantil, dictado por Luiz Carlos Neves. Realizó el Taller de Escritura Creativa:
Teresa Carreño: música, literatura y cine (2016).
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