jueves, 13 de abril de 2023

Las notas desordenadas

 


 LITERATURA

Por Dayana Rada

En el cuarto donde está su piano se oye un llamado de atención, es la nota musical SOL que se dirige a LA. Es una tarde de mucho sol, puede ser en la ciudad de Londres, París o New York, hace más de un siglo, específicamente en el año 1872.

 Es difícil ubicar la ciudad debido a que su talento la hacía viajar mucho y no solo a ella, sino al público que se deleitaba con sus interpretaciones.

Teresa Carreño se sienta al piano a tocar como es costumbre y en un pentagrama en blanco comienza a escribir algunas notas musicales requeridas en su nueva composición.

Sin darse cuenta comienza a sudar por el calor de la tarde o por el calor de la creación musical, tiene las manos húmedas, y se le dificulta tocar el piano. Decide abrir las ventanas, hay algo de brisa y sale de la casa a refrescarse un poco.  

 

Hey, pssss, LA ¿qué te parece? Ahora se fue a refrescar y deja el trabajo a la mitad, ¡esta Teresita!, aunque he escuchado que es una de las pianistas más disciplinadas, sin embargo, se fue y dejó de componer.

   LA: ¡déjala tranquila!, tú siempre pendiente de la disciplina, relájate.  

   SOL, molesta expresa: ¡ay, sí!, Tú tan relajada como siempre.

   Cuando SI escucha, manifiesta: yo no soy relajada, SOL.

   LA ríe jajaja, no es contigo, hermana, es conmigo, SOL no te ha mencionado.  

   Aclaren,  afirma sonriente  SI; eso es lo malo de tener un nombre tan común,  todo el mundo dice: si para allá, si para acá.

   DO: claro, siempre vas a escuchar tu nombre. ̶ Todas ríen en coro.

   FA, MI y RE, -ausentes hasta ese momento en el diálogo deciden participar.

   RE: nosotras tres también tenemos calor, FA — enfáticamente apoya a RE y MI, agrega sarcásticamente Hace mucho calor, debe ser por eso que LA, no está en su puesto.

Todas las notas musicales giran para a ver a LA y observan que está subiendo del segundo espacio del pentagrama, para llegar a la quinta línea,  dejando el puesto en donde la ubicó Teresa.

LA mira hacia abajo, se sonroja, sonríe y dice: “no me vean como si yo fuera una rebelde sin causa”. Con ese desplazamiento usurpa el puesto de alguna de sus hermanas, y por esa acción cambia de nombre, debido a que las claves son como los papás de las notas, dictan la altura y el registro de las mismas, las que determinan el nombre de las notas musicales, son las claves.

La más estricta de todas es  SOL, porque no solo es una nota, sino que también tiene el nombre de una clave musical al igual que sus hermanas FA y DO.

SOL, con voz autoritaria se dirige a LA — ¡Vuelve a tu lugar LA!, Ella no quiere, se siente cómoda en el lugar que escogió, sin embargo, SOL insiste y ella vuelve a su puesto.

   LA (molesta) confronta a MI y le pregunta: ¿por qué me delataste? te hubieses quedado callada y nadie se hubiese dado cuenta. Siempre queriendo quedar bien con SOL, como si el resto no tuviese importancia para ti, todas somos hermanas.

   MI: tenemos un orden y hay que cumplirlo.

   DO: no somos autónomas, Teresa es la que dispone de nosotras según la guíe el espíritu de su composición.

   LA (porque seguía molesta) dice: ay DO, capaz y cuando vuelva Teresa me coloca en el espacio que yo quería.

   No seas malcriada, aprende a respetar los deseos de la compositora. No ves o mejor no escuchas como al final, la unión de nosotras siete, junto con los diferentes tonos, sonidos y claves que existen, producen la música que es tocada, escuchada y bailada por las personas que disfrutan de las melodías o canciones que nosotras ayudamos a construir.

SOL le da las gracias a DO, siempre tan atinada, no como otras indisciplinadas…

   SI, que por lo general es cómplice de LA, dice: yo pienso que mientras Teresa no se dé cuenta LA puede jugar un poco, además el calor incomoda mucho. En señal de apoyo LA le guiñe el ojo a su hermana.

De repente en aquella atmósfera, un poco cargada, se produce una alteración en FA, quien despierta a su prima FA SOSTENIDO. Las dos se molestaron con LA, gritaron produciendo un sonido ensordecedor y exclamando: “¡hay que respetar los deseos de Teresita!” El resto de las notas dicen que también pueden opinar, las neutrales o intermedias como lo son  MI y SI no toman partido, parecen árbitro de un juego de fútbol, porque van de un lado al otro, y pueden estar tanto con los agudos, como con los graves.

Entre más discuten, más se alteran. Se empujan entre sí, caen desordenadas en el pentagrama y es tanto el barullo que hasta las que iban en el pentagrama destinadas a la mano derecha, caen en el pentagrama de la mano izquierda. Algunas suben de un pentagrama a otro para seguir discutiendo, son hermanas, pero están peleando, la partitura se vuelve un ring de boxeo o lucha libre.  ¡Oh Dios! ¿Cómo terminará esta pelea?

Escuchando en silencio pero con atención, están el pentagrama y el piano.

La brisa suave entra por la ventana, levanta un poco al pentagrama y dice: sé que el calor es lo que está ocasionando este alboroto, pero niñas cálmense, sobre mí escriben, tachan, vuelven a escribir y vuelven a tachar, y yo no digo nada. A veces me canso, de tanto ajetreo, ahora ustedes quejándose, peleando. Les voy agradecer que se comporten, porque ya tenerlas encima es necesario para la música, quédense en su puesto, por favor.

Las notas se quedan en silencio, el pentagrama nunca había hablado, y este continúa:

Si no fuese por ustedes siempre estaría en blanco a no ser claro está, por las cinco líneas y los cuatro espacios que tengo, en donde Teresa las ubica según sea el caso. Ustedes funcionan en armonía, todas son necesarias, así que no discutan, que me desordenan.

El piano entra en la conversación, si es que a esto se le puede llamar así, y dice: si esto es por el calor ¿cómo será cuando haya frío?, se van a colocar todas en un solo espacio del pentagrama para que les de calor, no me lo quiero imaginar. El pentagrama dice: gracias Piano por apoyarme.

Las notas apenadas callan y dejan de discutir. En ese instante se abre la puerta. Es Teresa, todas sorprendidas y asustadas se quedan inmóviles donde cayeron o fueron empujadas, se miran unas a otras de reojo, piensan: ¿Y ahora qué sucederá?

Teresa se sienta frente a su piano, ve el pentagrama y exclama ¡Qué desorden, yo hice esto! Este calor, parece traído del Infierno de Dante, me tiene loca, aunque si lo escribí debió ser por algo, comienza a tocar, le sorprende gratamente lo que escucha, tiene cuerpo, vida, emoción. Me gusta se dice así misma, debo pulirlo. Continúa con la composición. Termina su obra con alegría. Piensa: suena diferente a lo que he compuesto antes, me gusta y eso es lo principal.

No pasa mucho tiempo. Esa misma noche de verano europeo o neoyorkino, noche más fresca que el día, más serena, se encontraba la compositora,  rodeada de sus amigos y compañeros, decide estrenarla. Les dice: escuchen con atención mi nueva composición, pero no con la atención de la mente, sino la del alma, la del corazón, la del espíritu. Entre los asistentes se encuentra Emile Sauret, tal vez algo tenga que ver en la inspiración de esta obra, piensa Teresa, ya que llama su atención más allá de la amistad, y el amor comienza a rondarla, sin sospechar que las notas desordenadas son las verdaderas culpables del inicio de la partitura.

Teresa toca magistralmente, al terminar recibe los aplausos y las felicitaciones respectivas.

La gran Teresa Carreño deleita a su público con el estreno de su nueva pieza musical La falsa nota, compuesta esa misma tarde. Todo estaba en completa y total armonía, cada pentagrama estaba bien presentado, las notas y claves en perfecta ubicación y por supuesto el piano bien afinado, una noche memorable para el disfrute de la música.

Nadie, en tiempos venideros, pensará que nosotras las notas y claves musicales, hoy desordenadas, ayudamos a inspirar, a escribir una obra tan llena de vida, de verdad, como: La falsa nota.


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